viernes, 18 de julio de 2014

QUE DEJEN CANTAR A LOS NIÑOS DE PALESTINA

Gaspar Velásquez Morillo / notivargas.com

Caracas como todas las capitales estadales de Venezuela y del mundo es agitada, de rápido caminar, transeúntes que se cruzan en las calles, en las avenidas, en el metro, que se concentran en la bodega del barrio a darse el buen amanecer, que coinciden con su presencia en el kiosco para comprar el periódico y absorber y degustar el primer cafecito de la 5.00 de la mañana; la chiquillería que burbujea de alegría por la culminación del año escolar en las escuelas, y en tanto que en los liceos, las y los estudiantes que sueñan con ser gigantes en sus futuras áreas profesionales y emocionados porque pronto estarán cursando y caminando por los pasillos de las universidades, o la madre que aprovechando la primera luz de la mañana amamanta a su bebé en el balcón de su apartamento o al lado de la ventana por donde entra la primera luz solar mañanera.

Esta última imagen enternece, pero a mí me persigue, porque imagino una madre en Palestina, amamantado en el balcón o al lado de la ventana y una lluvia de mísiles de los consorcios israelí-estadounidenses le arrebaten de su regazo a su hijo de meses, al desaparecer el bebé, desaparece el pezón de ella, desaparece su vida y la vida de muchos y muchas.
En un recodo del jardín caraqueño o de cualquier ciudad o pueblo de Venezuela están unas niñas del Núcleo de la Orquestas Infantiles Simón Bolívar cantando y corrigiéndose entre ellas la canción de José Luis Perales “Que canten los niños”, la letra comprime el corazón al recordar el bombardeo a Palestina:
Que canten los niños, que alcen la voz,
que hagan al mundo escuchar,
que unan sus voces y lleguen al sol,
en ellos está la verdad.
Que canten los niños que viven en paz,
y aquellos que sufren dolor,
que canten por esos que no cantarán
porque han apagado su voz. 
El vestido de la madre palestina quedó salpicado de sangre, sangre de su sangre, sangre de futuro, sangre que continuaría su lucha que proviene desde el siglo doce (XII), con sus manos a la cara, se tiñe su rostro de sangre sorprendida e incrédula porque una bomba MADE IN USA le arrebató a su hijo, desesperada lo busca entre los escombros…no está, levanta cabillas, paredes, muros y no está…gritos…y el nombre del bebé retumba en los ruinas y el bebé no responde…
Cantan las niñas integrantes del coro de voces de la orquesta infantil:
Yo canto para que me dejen vivir,
yo canto para que sonría mamá,
yo canto porque sea el cielo azul,
y yo para que no me ensucien el mar. 

Yo canto para los que no tienen pan,
yo canto para que respeten la flor,
yo canto porque el mundo sea feliz,
yo canto para no escuchar el cañón.
Que canten los niños, que alcen la voz,
que hagan al mundo escuchar,
que unan sus voces y lleguen al sol,
en ellos está la verdad.
Que canten los niños que viven en paz,
y aquellos que sufren dolor,
que canten por esos que no cantarán
porque han apagado su voz.
El bebé palestino ya no agitará sus manitas, ni sus piecitos, ni reirá en la cuna y en los brazos de sus parientes y vecinos ante las gracias de sus padres, abuelos y amistades familiares, que quizás ya no estén en sus casas porque las bombas de los consorcios israelí-norteamericanos son tan efectivas porque lo que consigue a su paso, lo pulveriza.
Cantan las niñas integrantes del coro de voces de la orquesta infantil:
Yo canto porque que sea verde el jardín,
y yo para que no me apaguen el sol
yo canto por el que no sabe escribir,
y yo por el que escribe versos de amor.
Cómo explicarle a esos niños, a esas madres a esos ancianos palestinos que en otras partes del mundo muchos están “distraídos” en sus actividades personales, bursátiles y pensando como dominar a otros países; por lo tanto, los niños de Palestinas no les importan, ni les incrementan las ganancias y los egos. Cómo explicarles a esos retoños de la vida, que muchos medios de comunicación en el mundo se concentran en malponer es a Venezuela y de Palestina ni hablan una gota, pues otro ejemplo o mal ejemplo, algunas personalidades, artistas, deportistas, cultoras, extranjeros y nativos andan con una cartelito hablando mal de Venezuela, hablan mal de las misiones, hablan basura de la tierra de Simón Bolívar y de sus Fuerzas Armadas  y sus soldados, e inclusive hablan excrementos de la propia tierra que los y las vio nacer y despotricando de la Patria o de la Matria. 
Cantan las niñas integrantes del coro de voces de la orquesta infantil:
Yo canto para que se escuche mi voz,
y yo para ver si les hago pensar,
yo canto porque quiero un mundo feliz,
y yo por si alguien me quiere escuchar.
Que canten los niños, que alcen la voz,
que hagan al mundo escuchar,
que unan sus voces y lleguen al sol,
en ellos está la verdad.
Que canten los niños que viven en paz,
y aquellos que sufren dolor,
que canten por esos que no cantarán
porque han apagado su voz.
Que canten los niños, que alcen la voz,
que hagan al mundo escuchar,
que unan sus voces y lleguen al sol,
en ellos está la verdad.
Que canten los niños que viven en paz,
y aquellos que sufren dolor,
que canten por esos que no cantarán
porque han apagado su voz.
La madre palestina no dio con el paradero de su hijo, que eficientes son las bombas de Israel y su protector, EE.UU., satisfecho por la puntería y los gobiernos de Estados Unidos e Israel chocan las copas, paladean la champaña, porque poco a poco van desapareciendo a Palestina.

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