Hasta dónde puede llegar la disociación de los venezolanos y venezolanas que día a día han sido sometidos a una guerra de información y desinformación a través de los medios de comunicación y las redes sociales, parece que demasiado lejos.
Ante una desgracia humana y familiar, como la vivida por la conocida “Caperucita de Chacao”, a quien le fue herido un hijo, de múltiples puñaladas, por retirar una barricada en una de las calles de este municipio, han quedado al descubierto -no por primera vez- las miserias humanas, que se expresan a través de mensajes como este:
"El hijo de Caperucita quería apagar candelitas y se quemó. LA PROTESTA ES UN DERECHO"; escribió la joven Nairubis Aguilera en la red social Twitter.
Cabe una reflexión, ¿es esto lo que los venezolanos queremos como sociedad? ¿La eliminación del otro que piensa distinto?.
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