CARLOS SANTA MARÍA /// BRASIL, ARGENTINA, URUGUAY, VENEZUELA… ¿LATINOAMÉRICA EN GRAVE PELIGRO?

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Los medios occidentales ocultan una campaña de los nodos de poder transnacional para volver a apoderarse de América Latina. La inversión en billones de dólares lo confirma.

¿Qué pasaría si Brasil volviera al neoliberalismo a ultranza como lo propone Marina Silva? ¿Qué ocurriría si en Argentina triunfan los fondos buitres de la mano de Macri? ¿Qué importancia tendría que Uruguay diera un vuelco hacia la derecha? ¿Cuánto y cómo se está haciendo la inversión financiero-militar en Nuestramérica?


Las interrogantes son álgidas pues es evidente para los analistas que profundizan la realidad mundial que existe una campaña soterrada para desestabilizar el continente americano, la cual puede expresarse en los siguientes hechos.

Respecto a Brasil, y a partir del Mundial 2014, se pudo percibir con claridad meridiana un ataque intensivo y de magnitud contra el Gobierno de Dilma Roussef con el fin de debilitar su gestión e intentando asociar fracaso futbolístico con decepción social.

El accidente y muerte del candidato presidencial del PSB, Eduardo Campos –que ha dejado interrogantes muy profundas sobre ésta– ha permitido que las transnacionales hayan erigido a Marina Silva, representante del neoliberalismo a ultranza, como su candidata estrella, tanto por el servilismo como por la profunda convicción en la necesidad de hacer retroceder las conquistas sociales del país. No sin razón, sus propuestas se encaminan a poner fin a los controles de precios realizados por la acción gubernamental, establecer la denominada “libre fluctuación cambiaria” sin que intervenga el Banco Central, fortaleciendo la industria agroalimenticia para permitir a Monsanto mayor capacidad negociadora al igual que los enclaves económicos foráneos, fortalecer la relación con Estados Unidos y la Alianza del Pacífico, debilitar al Consejo Suramericano de Defensa, los BRICS y Unasur. Es la candidata del empresariado financiero quien ha criticado desde lo macro las altas tasas de interés y el gran endeudamiento familiar (¡!), propiciando la privatización de la nación, siendo su base electoral las clases medias, especialmente en grandes ciudades como Rio y Sao Paulo.

La posición actual de Brasil, con una política internacional de dignidad, ha causado resquemores y necesidad de cambio por parte de las élites: no sin razón, además de la denuncia sobre la intervención o espionaje a la nación por Estados Unidos y la condena a los ataques aéreos a Siria (al entender que lo perseguido no es más ni menos que destruir la capacidad energética del país y no al terrorismo), posibilita entender una realidad que la “Coalición” esconde permanentemente.

Su posición firme por la integración latina, sosteniendo lazos con Rusia y China, permite comprender el ataque desde los nodos de poder pues está inmerso dentro de la guerra caliente actual. Por ello, a través de los bancos privados se han inyectado millones de dólares en forma de créditos, préstamos, instituciones fachada, “capacitaciones educativas”, donaciones, etc., con el fin de aportar a la campaña conservadora.

Pese a las críticas de Silva, el mismo Fondo Monetario ha previsto un desempeño económico superior por sobre E.U. y la Unión Europea, superando en su PIB a Canadá, España, Italia. Además, se ha logrado superar la brecha entre ricos y pobres de manera sustancial ampliándose a 34 millones el número de personas que abandonaron esta situación, siendo el desempleo el más bajo de la historia (4,9%). Los diversos proyectos sociales (Hambre Cero, Universidad para todos, Brasil sin miseria, entre otros), han sido un pilar importante para el avance en equidad destacándose el aumento proporcional en el salario lo que ha permitido un acceso a mejores condiciones de vida. No obstante, se debe reconocer las limitaciones de un gran sector en educación y salud debido a la privatización de éstas, y las dificultades que ocasiona la violencia cotidiana.

Referente a Argentina, los embates han sido constantes pues la posición del país austral se manifiesta en alta ligazón con los esfuerzos pro integracionistas.

Cuando el señor Griesa, abogado de tradición ultraconservadora y enemigo de las democracias, se da el lujo de definir a Argentina como un Estado “en desacato”, tenemos el absurdo llevado al extremo, situación propia del ridículo mundial.

En este sentido, la preeminencia del pueblo soberano se ha manifestado en una carta pública donde se establece que cualquier decisión de la Justicia de Estados Unidos que frustre la reestructuración de deuda supondría “una ilegítima injerencia en los asuntos internos del Estado argentino” y “comprometería la responsabilidad internacional de los Estados Unidos de América”.

La desestabilización a través de huelgas intentando darles carácter nacional, ligadas a la lucha mediática encarnizada cuestionando al gobierno de modo inmisericorde, ha creado condiciones que es menester tomar en cuenta antes que desemboque en una crisis social. Las limitaciones a los vuelos y el dólar paralelo, artificialmente creado, indica que millones de pesos argentinos están siendo reciclados en moneda extranjera que abandona el país.

Uruguay, quien ha condenado públicamente en la ONU el bloqueo de la Casa Roja a Cuba, junto con Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Chile, están siendo sujetos a presión inmensa en diversas formas y se encuentran en la mira de los halcones, prestos a seguir invirtiendo dinero en grandes cantidades con el fin de hipotecar dichos territorios.

En el caso de Venezuela se conoce de fuentes concretas que la oposición no democrática continúa las alianzas con movimientos conservadores de España, Colombia, México, Chile, entre otros, y nuevamente establecerá un frente común “solidario” para intentar desestabilizar este país y conexos con el apoyo de Agencias de Inteligencia foránea. Para ello, se trabajará en cinco ejes: uno, campaña mediática internacional y relaciones estratégicas; dos, violencia organizada con sicarios y estudiantes “unidos”; tres, uso masivo de redes para desacreditar el gobierno con amplificación de la prensa-radio-televisión; cuatro, inversión no limitada en millones de dólares a ONGs en todas sus modalidades, tanto institutos como organizaciones fascistas; quinto, consolidación geopolítica de regiones, parlamentarios y crítica fundamental desde dentro hacia el desabastecimiento, violencia y anarquía con exclusión. No se excluye la infiltración del Partido Socialista Unificado de Venezuela ni a las Fuerzas Armadas.

En Chile, existe una campaña imprimiendo alto miedo a la sociedad. Es importante mencionar como un dato muy grave la profecía cumplida por parte de Inglaterra y Australia, las cuales advirtieron a sus ciudadanos que en esta nación hay terrorismo, estallando una bomba casera la semana posterior en las afueras del Metro de Santiago.

La paradoja es que Inglaterra, quien ha propiciado la Yihad Islámica y se apoderó de Las Malvinas, manteniéndola con sangre y fuego, es una potencia colonial que advierte de terrorismo cuando ha colaborado estrechamente en las masacres en Ucrania, Siria, Irak, Palestina, auxiliando a los infractores internacionales, expresando en verdad una cínica bandera falsa.

Lo cierto es que la desestabilización de Chile ya ha comenzado, previendo un cambio de gobierno desde el centro hacia la diestra.

Finalmente, cabe considerar con preocupación la posibilidad que la independencia conseguida con tanto esfuerzo y pérdida de vidas materiales, producto de las acciones armadas desestabilizadoras, represiones y asesinatos incentivados desde el exterior, puedan detenerse convirtiendo a Latinoamérica en el “patio trasero” nuevamente.

Las elecciones del 5 de octubre en el país de la samba como símbolo de la plasticidad brasileña, conlleva tres tareas muy importantes para la ciudadanía: impulsar por todos los medios la claridad respecto de la amenaza que se cierne sobre los sectores trabajadores y más desfavorecidos de llegar un gobierno neoliberal al poder, resolver en coherencia con una política de autonomía y soberanía el campo económico y, en asocio a dicha iniciativa, fortalecer la idea de una integración con dignidad soberana cuyo camino se espera consolidado en prontos años.

Existe una estrategia y el primer eslabón es justo el más débil con gran fuerza como lo es Brasil: debilidad por un probable cambio de gobierno y fortaleza por el poder que emana de ser una de las ocho naciones económica y potencialmente más poderosas del mundo.

La restauración del despotismo neoconservador en América Latina está en pleno apogeo, empleando sus más tradicionales herramientas de oscurecimiento ideológico con el fin de que, en un momento impensado, el proceso tradicionalista de mercado se haya convertido en régimen absoluto y la opción de regresarlo al armario de los trastes sea difícilmente posible. Hay que abrir la mente, los ojos, movilizar los colectivos sociales y actuar con rapidez democrática.

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