jueves, 2 de octubre de 2014

EXCELENTE TRABAJO SOBRE MAFIA AMARILLA

Richard Canan / laredoma.co.ve

La primera vez que leí sobre el término maravillización fue con el genial y extraordinario roquero Charly García. Con su prodigioso y excepcional talento, todo lo que compone, canta y toca se maravilliza, se vitaliza, encantando los sentidos, como si los ángeles cantarán a través de sus notas y acordes.

El querido Charly nos contagia con esta maravillización en casi todos sus discos (principalmente en Sinfonías para Adolescentes y en Kill Gil), imponiendo siempre su magia personal.


Guardando las distancias, los personajes y sus talentos, en Venezuela y más específicamente en el municipio Sucre, contamos con un personaje especializado en “maravillizar” todo lo que hace y toca. Sí, créanlo, tenemos el privilegio de contar con el alcalde Ocariz y su imaginario, fantasioso y “maravilloso” mundo. Ocariz se transmuta en un mago o más bien en un ilusionista, solo que al contrario de lo que ocurre con Charly García, que todo lo que toca lo enaltece, Ocariz todo lo que toca lo pauperiza, lo desdeña, lo daña y lo marchita.

En el territorio que desgobierna Ocariz, a diario ocurren cosas graves y lamentables, pero el alcalde vive absorto en un mundo imaginario, irreal, de fantasía, como el de Alicia en el País de las Maravillas (una extraordinaria canción de Charly con la banda Serú Girán).

Este alcalde Ocariz vive permanentemente alucinando, como bajo los efectos de psicotrópicos. En un estado enajenado, en nirvana, que lo mantiene totalmente divorciado de la terrible realidad y las carencias que viven las comunidades y urbanizaciones en el Municipio Sucre.

Solo hay que ver su negligente manejo del tema de la basura. Ocariz tiene seis años al frente de la alcaldía, pero cual frescolita y sinvergüenza, siempre culpa a otros de su incompetencia en el manejo del aseo urbano. La basura putrefacta se desborda por todas las esquinas en barrios y urbanizaciones, pero en vez de soluciones, este alcalde charlatán, lo que hace es cantinflear con una madeja desgastada de excusas, evasivas y pretextos. Ocariz es un mago escapista de la realidad, vive en otro mundo y de seguro que cierra los ojos y da anchas a su prodigiosa imaginación, convirtiendo los putrefactos olores de los cerros de basura que nunca recoge, en agradables olores a rosas y esencias varias. En este “maravilloso” mundo de Ocariz, los montones de basura son hermosas concentraciones de nubes, y las alimañas y roedores son graciosos unicornios y entes celestiales.

Esto no es una burla, es una tragedia. Los petareños padecen día a día las consecuencias del “maravilloso” estilo de gobernar de estos representantes de la derecha amarilla (imaginen el tamaño de la tragedia si esta gente tomara el poder nacional). Su arsenal de excusas ya se ha agotado y su “maravillosa” negligencia se desborda por doquier. En su desquiciada locura, multiplicó por mil las tarifas del aseo urbano y contrató un “pocotón” de nuevas empresas recolectoras que no se ven, ni prestan servicio por ningún lado. ¿Serán imaginarias también? Las montañas de basura siguen creciendo alcanzando las cotas del Pico Bolívar y del Monte Everest. Solo en su retorcida mente puede ostentar, sin pasar pena, el título del “mejor” y más “maravilloso” alcalde del mundo.

Aunque todavía no salimos del asombro, el estupor y la vergüenza, y guardando también las distancias, el “premio” de la “fundación” City Majors a Ocariz nos recuerda el Premio Nobel de la Paz que le obsequiaron a Obama (entregado también en base a una esperanza fallida, a una ilusión), el cual sin moral ni remordimiento alguno ya ha bombardeado más de media docena de países en sus 6 años de gobierno. Más inmerecidos estos premios, imposible.

Por cierto, estuve indagando si en ambos premios, el Nobel y el City Majors, había la posibilidad de quejarse e impugnar, pero nada, no hay esperanza. No tienen un mecanismo establecido para revocar el premio otorgado. Que lastima. Siempre utilizan la excusa de que el consejo de sabios que elige a los ganadores, es infalible en sus decisiones. Así que a pesar del oprobioso fallo realizado por ambos jurados, y a las “comiquitas” realizadas por sus dos ganadores, los trofeos seguirán de adorno, sin pena ni gloria, en algún seibó o mesita de noche.

Volviendo a Ocariz, su maquiavélico proyecto de “maravillización” consiste en convertir al Municipio Sucre en el peor del país. Ha pauperizado todos los servicios (la basura es solo la punta del iceberg). Debajo de las vallas y la propaganda amarilla reina la anarquía, el caos y el abandono. La dejadez y la desidia son los mayores “avances” que se observan cuando se entra al municipio. Este es el estilo, la marca personal de Ocariz de “maravillizar”, de llevar el “progreso”, de convertir a Petare en una sucursal del cielo, como falsamente lo ha estado prometiendo la derecha amarilla (Primero Justicia) para todo el país. Está claro que con sus espejitos y con el resplandor de las luces de neón de sus vallas publicitarias, han estado engañando a su propia militancia y a sus propios votantes. Para nosotros siempre ha estado claro que son unos farsantes y que han llegado hasta aquí, no por el deseo de ayudar a la gente, sino por sus ambiciones de poder.

Pero para llegar a este nivel superior de caos y abandono hay que ponerle empeño y esmero. Hasta para ser un mal alcalde como Ocariz hay que actuar bajo alguna perversa lógica. Parece imposible ser tan malo.

¿Cómo ha logrado Ocariz pauperizar Petare? Primero, por su total falta de respeto hacia el pueblo, aplicando su concepción neoliberal de que la gente debe resolver como pueda, que el Estado Mínimo es solo para defender los intereses de la burguesía. En segundo lugar, conspirar contra el Gobierno Bolivariano le ocupa gran parte de su ocupada agenda y de seguro la totalidad de su mente; la ambición de poder es un tormento que siempre acompaña a la derecha. Y en tercer lugar, los sifrinos siempre han estado acostumbrados a la buena vida, al sibaritismo y al libertinaje, dedicar todo el día, de todos los días a la gente, al pueblo, es una “pesada obligación” que empieza a afectarles sus business, sus intereses y sus vicios.

Todo esto tiene al alcalde Ocariz sin cuidado. Total, en su imaginario y “maravilloso” mundo los problemas de la gente son solo un tema lejano, gris y por demás aburrido.

Ocariz no está solo. Aburrido también está su socio y compinche, Capriles. Sí, están por demás aburridos porque en vez de estar satisfaciendo sus vicios y gustos, tienen que estar aparentando y haciendo el paro de que están ocupándose de la “molestosa” gente pobre del estado Miranda. En sus fantasiosas mentes de seguro divagarán y pensarán: “hasta cuándo va a estar gritando y pidiendo cosas esta gente, déjennos tranquilos con nuestras melodiosas arpas, nuestros graciosos querubines y nuestros polvos mágicos. Este es nuestro maravilloso universo”.



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