ojopelao.com /Dr. Salim Furth.
En su discurso de ayer el presidente Obama tuvo que caminar en la cuerda floja para balancear la narrativa entre echarse flores por el progreso económico y admitir que los americanos ven una economía débil, estancada apenas salen a la puerta de casa.
Pero hay una explicación más simple y más fáctica: En realidad, los indicadores económicos no son tan buenos.
Según la formulación de Obama, el progreso económico ha sido en parte el resultado de sus “decisiones sensatas”, pero los avances “todavía no están ampliamente repartidos”. En esa última parte tiene razón: los salarios medios están a un nivel más bajo que cuando Obama asumió el cargo y cayeron ese año a pesar del crecimiento en empleos y la producción.
El producto interno bruto (PIB) está creciendo, pero mucho menos de lo que los observadores esperaban en el momento Obama llegó a la presidencia. La Oficina de Presupuesto del Congreso (COB), por ejemplo, preveía que el crecimiento del PIB excedería el 4% por año entre 2011 y 2013. En su lugar, fue dando tumbos en torno al 2%.
El propio pronóstico de la Casa Blanca implicaba que, con o sin ayuda del gobierno, el desempleo caería debido a la recesión por debajo del 6% a finales de 2012. En su lugar, el desempleo en ese momento estaba cerca del 8% y sólo ahora, gracias sobre todo a jubilados y estudiantes, se aproxima el umbral del 6%.
La población activa entre adultos de 25 a 54 años ha disminuido de manera constante a lo largo de la recuperación de Obama, desde el 82,8% cuando asumió el cargo al 81,1% más recientemente.
Y debido a todas las nuevas barreras a la inversión creadas por esta administración, cada día son más las empresas cerrando sus puertas en vez de abrirlas. El índice de fracaso empresarial es mucho mayor de lo que solía ser.
No hay ninguna paradoja. Simplemente, la economía no está muy fuerte.
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