70 AÑOS SE CUMPLEN DEL HORROR ATÓMICO DE HIROSHIMA Y NAGASAKI

Un 6 de agosto de 1945 una bomba atómica borraba casi completamente del mapa la ciudad japonesa de Hiroshima. Un preludio de lo que pasaría días después en Nagasaki y que dejaría el nombre de las dos ciudades inscrito para siempre en la Historia negra de la humanidad.


Setenta años después de que Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, las consecuencias de aquella tragedia enlutan hoy a la humanidad que aún vive atemorizada ante la posibilidad de una guerra nuclear.

Más allá de las razones que tuvo Washington para lanzar la bomba a las 8.15 de la mañana del 6 de agosto de 1945, a la que le seguiría tres días después la caída de un segundo artefacto en la ciudad de Nagasaki, el hecho determinó la rendición incondicional del emperador japonés Hirohito.

El presidente Harry Truman dijo que trató de evitar que murieran un gran número de estadounidenses, ya que Tokio no tenía intenciones de rendirse a pesar de que sus fuerzas sucumbían ante la superioridad de los Aliados.

Truman escribió en sus memorias: “Yo le pedí al general (George C.) Marshall que me dijera cuál era el costo de vidas para aterrizar sobre Tokio y otros lugares de Japón. Marshall opinó que una invasión costaría un mínimo de un cuarto de millón de bajas estadounidenses”.

Sin embargo, otros investigadores han señalado que las bombas fueron lanzadas para demostrar la superioridad norteamericana ante la ex Unión Soviética, ya que tal manifestación de fuerza no era necesaria para derrotar al Japón imperial.

Washington ataca

La Casa Blanca temía que los soviéticos reclamaran su parte del “botín” ante la derrota japonesa, cuyo ejército tenía armas secretas como los submarinos I-400. Estas poderosas naves, que fueron hundidas por los estadounidenses en los archipiélagos de Hawai, eran capaces de transportar aviones, lo que constituía una novedad para la época.

La primera bomba atómica terminó con cualquier tipo de especulación bélica, ya que en segundos la ciudad de Hiroshima fue arrasada por una ola de fuego que mató a miles de personas, la mayoría de ellos civiles. Muchos de los habitantes de Hiroshima fallecieron días después de que fueran lanzadas las bombas y algunos continuaron sufriendo durante toda su vida los efectos de la radiación que se han transmitido a generaciones de japoneses.

Japón se rindió a los Aliados el 15 de agosto de 1945, y el 2 de septiembre de ese año firmó la llamada Declaración de Postdam, suscrita también por Estados Unidos, Rusia, China y la ex Unión Soviética. Así, nacía el nuevo Japón, con una Constitución que renunciaba a la guerra.

Marca imborrable para la humanidad

Las consecuencias fueron devastadoras, Hiroshima ciudad industrial y portuaria, ubicada en la isla Hondo, la mayor del archipiélago japonés, importante enclave militar, que albergaba depósitos de armamento y plantas de investigación secretas, fue la más perjudicada.

En poco tiempo, ambas ciudades quedaron devastadas. Se estima que en Hiroshima, la bomba mató a más de 120.000 personas de una población de 450.000 habitantes, causando otros 70.000 heridos y destruyendo la ciudad casi en su totalidad. En Nagasaki, el número de víctimas causadas directamente por la explosión se estima en 50.000 y 30.000 heridos de una población de 195.000 habitantes. A estas víctimas hay que sumar las causadas por los efectos de la radiación nuclear.

El fuego se apoderó de las ciudades, especialmente de Hiroshima, donde se formó una “tormenta de fuego” con vientos de hasta 60 kilómetros por hora. Había incendios por todos lados. Miles de personas y animales murieron quemados, o bien sufrieron graves quemaduras e incluso heridas por los fragmentos de vidrio y otros materiales que salieron disparados por la explosión. Las tejas de barro de las casas se derritieron y la gran mayoría de las residencias de madera ardieron en llamas. Los sistemas telefónicos y eléctricos quedaron prácticamente arruinados.

Bajo este contexto, el 15 de agosto, el emperador Japonés daba a conocer que la guerra había terminado, de esta forma, el 2 de septiembre Estados Unidos celebraba el  día de la victoria sobre Japón, se firmaba la rendición a bordo del acorazado Missouri, en la bahía de Tokio.

Además esto significó, por parte de Estados Unidos, la violación de los tratados estipulados en la convención de La Haya, convenidos en 1899, 1907 y 1923, sobre la ley de la guerra aérea, donde se trataban las normas sobre bombardeos a objetivos militares prohibía expresamente el bombardeo de ciudades con civiles, aunque haya objetivos militares incluidos en su perímetro.

En el artículo XXIII de la ley de 1899 puede leerse: Los derechos de los contendientes para dañar al enemigo no pueden ser ilimitados. Artículo XXV de la misma ley: Está prohibido el ataque o bombardeo de ciudades y aldeas indefensas. Estos artículos se reiteran en la revisión de 1907. En 1927 en el artículo XXII se señalaba: Queda prohibido el bombardeo aéreo con motivo de aterrorizar a la población civil, así como la destrucción de sus propiedades y la agresión a los no combatientes.

Esto originó un largo debate en torno, a los bombardeos “convencionales” realizados durante la Segunda Guerra Mundial e incluso antes de ésta, y las armas nuevas, que se comenzaban a crear con altos índices de destrucción. Por ello, no resulta extraño que a partir de 1945, las  potencias aliadas de Occidente buscaran asegurar institucionalmente la defensa de los Derechos Humanos y la búsqueda de la paz en las relaciones internacionales.

En junio de 1945 se crea la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el apoyo de cincuenta países. Este organismo reemplazaría a la Sociedad de Las Naciones, creada con los mismos propósitos después de la Primera Guerra Mundial.

Dentro de las principales funciones de la ONU pueden mencionarse las siguientes: Velar por la libre determinación de los pueblos (no interferir en problemas internos de los estados) Asegurar la paz internacional por medios pacíficos (sanciones económicas y políticas) Fomentar la cooperación económica, cultural y sanitaria entre las naciones. Establecer un Tribunal Internacional de Justicia con sede en La Haya, Holanda.

El año 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” en la que buscaba promover el respeto de los derechos y las libertades a nivel internacional.


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