Una vez más las cifras no mienten y enseñan la dura realidad: estudiar una carrera en España es, de media, un 18% más caro ahora, en 2015, que en 2011. El precio medio de los másters se ha disparado hasta un 64%. Pero además los datos no son homogéneos por CCAA: en Cataluña estudiar un grado es un 67% y en la Comunidad Valenciana, estudiar un máster, se ha encarecido un 200%.
Las subidas de tasas que se han ido produciendo poco a poco y año tras año se observan mejor en períodos algo más amplios de tiempo ya que se demuestra que la premisa bajo la que se realizaron las subidas; esto es, que eran ajustes coyunturales, es falsa.
Así y de media, desde 2011, estudiar un grado es un 18,7% más caro. En los masters el precio se dispara y ahora cursar uno es un 64% más caro que hace cuatro años.
Las diferencias son más evidentes si vemos los datos por regiones. En Cataluña las carreras se han encarecido un 67% y en Madrid un 35%. Si tenemos en cuenta que estas dos Comunidades reúnen al grueso de estudiantes y que, además, tienen la mayor oferta de carreras, entendemos que de facto son muchos los alumnos que han sufrido una subida mayor que la media que otorga el Ministerio. Además, precisamente Madrid y Cataluña recogen a un buen número de estudiantes de otras regiones a quienes la subida de tasas afecta especialmente al tener que hacer frente a más gastos.
Si analizamos la subida por carreras, Derecho se ha encarecido un 21%. En Madrid, además, esta carrera es ahora 76% más caro y en Cataluña cuesta un 67% más. De nuevo, insistimos, Derecho es una carrera muy demandada por lo que esta subida ha afectado a miles de estudiantes.
Pero la palma se la llevan los másters. Pese a que la subida media se sitúa en el 64% los extremos se disparan: en la Comunidad Valenciana se han encarecido un 200%, en Cataluña un 170% y en Madrid, un 125%.
Estos datos no vienen más que a reflejar la realidad que venimos ya años denunciando: el encarecimiento de las tasas universitarias es una política que ha venido para quedarse pues su finalidad no es disminuir el gasto público en época de crisis sino, por un lado, limitar y elitizar el acceso a los estudios y, por otro, convertir las universidades en empresas y que éstas se guíen por criterios de rentabilidad económica.
Además no debemos quedarnos sólo en los números sino que debemos ver cómo precisamente son las Comunidades con un mayor número de estudiantes así como las carreras más demandadas las que más han subido los precios. Eso significa que son más los alumnos afectados por las mayores subidas.
Tampoco está de más recordar que, pese a que éste es un ataque a todos los estudiantes y a la educación pública en general, también es cierto que no afecta a todas las familias por igual. Evidentemente lo que cobren los padres del alumno va a suponer que a éste le afecte más o menos la subida de tasas. En otras palabras: que la subida de tasas contiene un ataque clasista y que quienes no pueden asumirla son las familias trabajadoras y no las grandes fortunas.
Ana Escauriaza
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