¿HABRÁ ELECCIONES EL 6D?

Rafael Flores, 24 de noviembre de 2015
El Gobierno Bolivariano de Venezuela y el Gran Polo Patriótico de fuerzas políticas que le apoyan han reiterado la determinación de respetar la democrática expresión del pueblo; nada harán para alterar las elecciones del 6 de diciembre, que renovaría al Poder Legislativo, aún y cuando ese proceso se encuentra sometido a incesantes señalamientos de dudas por el gobierno de USA, la derecha latinoamericana, la europea y el Secretario de la OEA, sumergido en su servilismo y en esa perversa razón de la Organización, para legitimar la dominación de Estados Unidos sobre la nación latino caribeña. La OEA  actúa como instrumento para restablecer el dominio imperial en Venezuela, con el descrédito del proceso electoral y desconocimiento de sus resultados, para justificar la agresión imperial.

Frente a estas circunstancias, el Presidente de la Asamblea Nacional respondió a las preguntas de José Vicente Rangel,  acerca del acto electoral del 6D, que sería “llueva, truene o relampaguee”; indignada respuesta a la amenaza imperial, que no es la última palabra. El imperio por su parte no querría impedir esas elecciones, si la Revolución admite una derrota electoral, aunque tal derrota no sea cierta, doblegada por las amenazas que funcionarios civiles  y militares de USA arrojan, para amedrentar al venezolano. No logran amedrentarnos, como bien expresan las frases del Presidente de la Asamblea Nacional y la de nuestro Presidente Obrero: “ganaremos como sea”. De manera que, empeñado el imperio en la mayor reserva petrolera del planeta, presiona a sus lacayos a desconocer resultados del 6D e iniciar un estallido de violencia, para intervenir y acabar con la Revolución Bolivariana. Soberbia amenaza, que no será la última palabra.
La Voluntad de DIOS TODOPODEROSO sí será la última palabra y los venezolanos interpretaremos en otra intervención Suya, por muy dura que parezca, un acto de Justicia para destruir el propósito imperial, como en abril de 2002 y en diciembre de ese mismo año 2002. Una intervención de Dios para destruir al más poderoso imperio que haya existido y extendido la representación del mal sobre el planeta, con el falso argumento de “luchar por la verdad, la democracia o la justicia” con el que enmascaró sus masacres, en Granada, en Panamá, Irak, Afganistán, Libia, Siria e intenta en Venezuela. Un acto del Justicia contra quienes claman sin piedad por la masacre imperial contra su pueblo; contra quienes militan en la Revolución para ostentar funciones de gobierno o de gerencia,  no con propósito de justicia social, sino para lucrarse; contra quienes toleran la impunidad de esas acciones; contra quienes desestiman Sus severas advertencia y hacen de sus comunidades antros de perversidad; contra quienes ejercen falsos sacerdocios, para la ostentación y la riqueza. 

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