“Responsabilizamos al gobierno de Costa Rica por desencadenar una crisis humanitaria de graves consecuencias para nuestra región (...) el Gobierno de Costa Rica en una acción deliberada e irresponsable, lanzó y sigue lanzando a miles de ciudadanos cubanos que permanecían en su territorio”, dijo el domingo la portavoz nicaragüense a través de un comunicado.
Responsabilizamos al gobierno de Costa Rica por desencadenar una crisis humanitaria de graves consecuencias para nuestra región (...) el Gobierno de Costa Rica en una acción deliberada e irresponsable, lanzó y sigue lanzando a miles de ciudadanos cubanos que permanecían en su territorio”, declaró la portavoz del Gobierno nicaragüense, Rosario Murillo.
De acuerdo con Murillo, San José ha violado los acuerdos bilaterales en lo referente a respetar las fronteras mutuas y las reglas migratorias, permitiendo el paso de migrantes cubanos.
“El gobierno de Nicaragua no tolera, ni tolerará, acciones que atenten y arriesguen nuestra seguridad soberana, tanto en lo que se refiere a la integridad de nuestro territorio como al respeto inquebrantable a nuestro ordenamiento jurídico”, agregó.
En la misma jornada del domingo, el Ejército y la Policía de Nicaragua devolvieron a Costa Rica a miles de inmigrantes isleños que habían penetrado en territorio nicaragüense con el propósito de continuar su viaje hacia EE.UU.
Por su parte, los migrantes denunciaron que los militares de ese país les lanzaron gases lacrimógenos cuando iban por una carretera a fin de obligarlos a abandonarla.
Costa Rica otorgó el sábado visas temporales por una semana a los cubanos retenidos en una zona fronteriza con Panamá con la intención de que pudieran seguir su camino hacia EE.UU.
El pasado martes las autoridades costarricenses desmantelaron una red de tráfico de personas que cobraba por trasladarlas a Estados Unidos.
Muchos ciudadanos centroamericanos inician una travesía con destino a Norteamérica en pos del sueño americano: familias enteras, a causa de la violencia en sus propios países, huyen a Estados Unidos, donde en muchos casos enfrentan problemas aun más graves, entre ellos: el racismo, la violencia, e incluso los abusos en los centros del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de EE.UU.
En este sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) criticó en octubre el trato que EE.UU. a las familias y menores no acompañados e indocumentados, la mayoría de ellos procedentes de Centroamérica.
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