LA ESPERANZA. Por: Alberto Mendoza

Una cosa es tener la ilusión de que alguien nos va a resolver los problemas y otra es tener la esperanza de que podemos alcanzar lo que queremos con nuestros propios esfuerzos. 

Con la aplicación de las recetas neoliberales por Carlos Andrés Pérez se produjo un estallido de la población que fue severamente reprimido, produciendo un incontable número de muertos que se produjo el “síndrome del 27F” que significó una inhibición de ese pueblo a la protesta. Y el derrumbe de la gloriosa Unión Soviética desmoralizó a la izquierda latinoamericana. Alcanzamos el “fin de la historia”.
La aparición del Comandante Chávez el 4 de febrero de 1992, resumió el descontento de la población y la superación del trauma sufrido el 27F y le devolvió a la izquierda la esperanza de que no todo estaba perdido y que otro mundo era posible.
Llegando al gobierno el Comandante Chávez el 6 de diciembre de 1998, comenzamos la construcción de ese mundo posible con la Revolución Bolivariana con las limitaciones de una vía pacífica y electoral. Sin terminar la obra el imperio se anota el triunfo de la desaparición física de líder.
El pueblo y la vanguardia en proceso de formación continuaron, sin su líder, luchando, instrumentando y defendiendo lo que cada uno interpretaba del legado del Comandante. Y llegamos 17 años después a la primera victoria a unas elecciones trascendentes, donde aparece la confusión difundida por una “izquierda neoliberal” que no precisa el enemigo principal y una acertada política de alianzas.
A esa “izquierda crítica” le preguntamos si es posible solventar nuestros errores y debilidades con un gobierno fascista? La respuesta es obvia para nosotros. Debemos garantizar la victoria del Chavismo como expresión política y consolidar la esencia del legado de Chávez: la construcción y consolidación del poder popular. El desarrollo de los Consejos Comunales como órganos del Poder Democrático Local y el desarrollo de las Comunas que deben convertirse en un poder Popular Paralelo que alterará mas temprano que tarde la correlación de fuerzas entre el Poder Constituido y el Poder Constituyente.
Nuestro accionar político, nuestra postura electoral y nuestra política de alianzas debe girar en torno al próximo evento político trascendente, el enfrentamiento del Poder Constituyente que va ganando espacios , buscando la hegemonía y el poder Constituido que no quiere morir e intenta recuperar los espacios perdidos.
Esa será la contradicción principal después del 6D, independientemente de los resultados. Vayámonos ubicando.

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