El 5 de enero de 2016 cuando el capital y el imperio tomaron posesión de la asamblea Nacional por intermedio de los diputados de la oposición teniendo como vocero principal a Ramos Allup, amenazaron con sacar del gobierno a Presidente Maduro en 6 meses, semanas después informaron que era mucho tiempo y que el jueves pasado presentaban las medidas a tomar para el cambio de gobierno, haciendo la salvedad que la salida es constitucional.
Desde el 5 de enero han estado discutiendo las alternativas posibles, el referéndum revocatorio, la enmienda y la renuncia. La renuncia está descartada, el compromiso que tiene el Presidente Maduro de continuar con el legado de Chávez es inquebrantable, la enmienda para recortar el período presidencial no sería retroactiva, también está descartada, le quedaría solamente el referéndum pero llevaría más de 6 meses porque debe cumplir con el procedimiento establecido en la norma.
Entonces, cual alternativa usarían, acaso el magnicidio o acciones terroristas como las mal llamadas “guarimbas” del 2014? Caotizar la sociedad pareciera ser la alternativa, esa es la razón por la cual presentan y aprueban en 1° discusión la Ley de “amnesia criminal” y “privatización nacional” que ellos disfrazan con los nombre de amnistía y reconciliación nacional y de producción nacional que realmente son unos adefesios jurídicos. Será que esos voceros del capital y del imperio no conocen de leyes, claro que sí, eso es premeditado, ni siquiera un TSJ de la IV república lo aprobaría. La idea es que no sea aprobada para promover en enfrentamiento de poderes y responsabilizar al Chavismo.
Las Organizaciones no deben depender de las iniciativas individuales, de las capacidades y habilidades de quien la dirige sino que deben tener personalidad propia por eso el dirigente revolucionario debe inducir el desarrollo de su organización y no la imposición de sus criterios. Y además, no podemos desbocarnos en la conducción de nuestras organizaciones, en la guerrilla se decía que la marcha la determinaba el guerrillero más lento.
En los últimos tiempos hemos acuñado el paradigma de “es preferible la lentitud de miles tomando una decisión que la rapidez de uno tomando una decisión por miles”.
Todo lo planteado pareciera lo ideal pero la velocidad con que se están desarrollando los acontecimientos es demasiado. La solución no es imponerse por la fuerza, atropellar a quien se atraviese sino tomar conciencia del ritmo de los sucesos y acelerar el paso, comprendiendo que detenerse es retroceder y construyendo una vanguardia que abrevie los procesos. No hay tiempo...
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