OPINIÓN DE LOS EDITORES DEL BLOG: LA CORRUPCIÓN EN ESPAÑA ES UN CÁNCER, QUE TIENE SUS FORTALEZAS,EN LA CASA REAL, EL PARTIDO POPULAR (PRIMERO JUSTICIA) Y EL GOBIERNO DE RAJOY; LOS CAPOS DE LA MUS, VIAJAN CON BASTANTE REGULARIDAD, A ENTREVISTARSE CON EL MALANDRO, BARCENAS, QUIEN SIEMPRE LES ENTREGO SU RESPECTIVA CAJA DE HABANOS REPLETAS DE EUROS.
Hoy resulta prácticamente imposible hablar de ninguna institución estatal ni marco autonómico sin darse de frente con algún importante caso de corrupción. Eso de que se trata de casos aislados y excepcionales, no cuela. Empezando por la propia Casa Real, pasando por altos y medianos Tribunales, gobiernos centrales y autonómicos, Confederaciones empresariales, grandes sindicatos y constitucionalísimos partidos y terminando por los más pequeños ayuntamientos, la corrupción es algo inseparable a la “marca España” (la “carca España” le llaman otros) que nos pretenden vender.
La corrupción hunde sus raíces en las propias esencias de la sociedad en la que vivimos. Cuando un sistema socio-económico está asentado sobre el ánimo de lucro, el individualismo y la competencia más descarnada y no en la cooperación, la solidaridad y el bien común, no es de extrañar que los codazos y zancadillas, las mentiras y falsedades y la prestancia para meter la mano en cualquier cajón o cepillo formen parte del paisaje diario. Que la puñalada al competidor sea liviana o mortal, el soborno de simple prebenda o compra completa de alma y conciencia y el pago a través de sobre o maletín, depende tan solo de las exigencias del negocio, que no de ley o moral alguna.

En el Estado español el fraude fiscal alcanza el 23,3% del PIB, del que el 72% corresponde a grandes empresas. Sin embargo, el 80% del trabajo de la Inspección de Hacienda persigue tan solo a los pequeños defraudadores: trabajadores, autónomos, pequeños empresarios,… Ocho de cada diez de las multinacionales españolas del IBEX-35 tienen al menos una sociedad domiciliada en paraísos fiscales, desde donde se opera libremente sin pagar apenas impuestos ni estar sometido a control financiero alguno.
Todo lo anterior, evidentemente, no podría hacerse sin la existencia de un alto nivel de complicidad activa o pasiva por parte de un importante número de altos cargos políticos y ministeriales, así como de la necesaria colaboración de toda una red de banqueros, notarios, registradores y demás honradísimos profesionales de fe pública. Algo de esto debía tener en mente el ex fiscal anticorrupción del Estado, Luis Pastor, al afirmar que “los paraísos fiscales están en el Paseo de la Castellana”, lugar donde se ubican los grandes bancos españoles y desde donde éstos ofrecen a sus principales clientes cauces y medios para salvar sus dineros de controles e impuestos.
El guante de seda de la Administración en el trato a todas estas prácticas es evidente. Recientemente, la Asociación de Inspectores del Banco de España afirmaba que “se ha actuado de un modo excesivamente suave en relación con las infracciones…” añadiendo que “la forma habitual de reacción –del Banco de España- ante los indicios de delito es mirar hacia otro lado”.
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La actuación del propio poder judicial en la persecución y castigo de estas prácticas queda muy por detrás de lo que se necesita. Que todo un presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, tan recto y piadoso él, fuera descubierto montándoselo en plan kuwaití, en Marbella, con cargo a los presupuestos públicos y ahora se sume a eso que el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, ha ocultado su afiliación al PP, es algo que clama a todos los cielos. Que el Gobierno del PP acopte posturas comprensivas con estas prácticas sin que ninguno de los dos super presidentes haya sido enviado a galeras, es tan solo la guinda que le faltaba al pastel de esta gran desvergüenza institucional.
En esa misma medida, que el Tribunal Supremo haya acordado días atrás que no es delito alguno la creación en la antigua Caja de Ahorros de Navarra de un órgano no estatutario, secreto y sin funciones, del cual cobraban suculentas dietas la presidenta del Gobierno de Navarra y demás cuadrilleros de UPN por cada una de las reuniones que ellos mismos amontonaban en una misma mañana y en las que no se trataba tema concreto alguno, tan solo pone de manifiesto el hecho de que tanto la ley argumentada, como el Tribunal argumentador y el propio Estado “de Derecho” que cobija a ambas son herramientas inútiles para perseguir este tipo de prácticas corruptas.
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Mientras todo esto ocurre, en Euskal Herria, por encima de nuestras propias mayorías políticas, sindicales y sociales, Madrid nos está imponiendo, una tras otra, reformas laborales, recorte de las pensiones, LOMCE…. El régimen actual nos arrastra más que nunca a la ruina económica, política, social y, hoy también, moral. Euskal Herria debe cortar amarras con este buque a la deriva y emprender su propio camino hacia la soberanía.
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