INSÓLITO: SE REPITE EL CASO DE NIXON, LA ULA LE ACABA DE REGALAR UN ASCENSO A UN GRANDÍSIMO PIRATA LLAMADO MARCOS AVILIO TREJO

El titular que muestra este recorte de periódico POLÉMICA es de fecha 23 de abril de 1987. Allí se señala a Marcos Avilio Trejo como un hampón que debería estar tras las rejas. Refiere la nota de prensa que en un expediente número 12.523, del Juzgado Primero Civil de Mérida, Marcos Avilio Actuando como apoderado del Banco de Desarrollo Agropecuario (BANDAGRO), demandó a José Alirio Peña Chipía por cobro de de 129.806,87 bolívares mediante un remate de bienes del demandado y se los cogió, por lo que el 13-12-84 Román Aquiles Soto, denuncia ante el Ministerio Público la apropiación indebida calificada, lo que conllevó a que el juzgado Primero de Primera Instancia en lo Penal de Mérida, a cargo del Doctor Rafael Quintero Moreno le dictara auto de detención en fecha 8-8-86. El reo se internó en una clínica, en vez de ir a la cárcel, lo que causó escándalo público, a lo que hizo caso omiso y así se mantuvo hasta que el juez suplente Desiderio Gómez Mora, en el lapso de vacaciones, y no obstante ser su amigo lo puso en libertad en una decisión que fue duramente cuestionada por el Fiscal del Ministerio Público quien elevó el caso a la Corte Suprema de Justicia…

Son muchos otros los expedientes que reposan en los tribunales de Mérida en los que se demuestra que Marcos Avilio Trejo es un horrible hampón, pero hoy se encuentra protegido por el Consejo Universitario de la ULA

Hace poco el degenerado Consejo Universitario de la ULA le concedió un ascenso que había solicitado el profesor Marcos Avilio Trejo a la categoría de profesor Asociado. Este señor fue el que desde su cargo en la Consultoría Jurídica de la ULA se encargó de defender a Nixón Moreno por todas las acusaciones que le llegaban por lo del intento de violación a la distinguido Sofía Aguilar. Fue igualmente este personajillo el que movió todas las piezas “legales” para que a Nixon se le otorgara el título de politólogo en la Nunciatura, que movilizó a todo un tren de mafiosos togados incluidos al obispo Baltazar Porras. Claro, el tipo viendo que a aquel bandido hoy “exiliado” en Perú lo llenaban de preseas mal habidas, ni tonto ni perezoso se apresuró a elevar la suya propia.

Ahora bien, ¿en función de qué solicitaba un ascenso este señor Marcos Avilio Trejo? Como es un empedernido mediocre, un inepto y un vago, no estaba dispuesto a presentar una tesis, un trabajo de investigación o un libro; sencillamente solicitó su ascenso utilizando como credencial de Merito una condecoración otorgada por una INSTITUCIÓN que nadie sabe si a fin de cuentas si es pública o privada.
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Condecoraciones, diplomas y reconocimientos tiene cualquiera por montones en este país. Incluso hay quienes se las mandan a hacer por docenas, las compran, las inventan o las solicitan.
Entre los años 90 y 91 el reconocido doctor Miguel Salvatierra, profesor de esta misma universidad, solicitó a la Oficina de asuntos profesorales de la ULA que le aclararan si podía utilizar dos condecoraciones otorgadas por sus actividades relativas a los programas de asistencia internacional en materia de prevención y atención de desastres Naturales y la respuesta fue que lo que refería el EPDi se refería a premios internacionales o Nacionales de instituciones de reconocido prestigio.


Pues bien en Septiembre del año 1.986, el profesor Salvatierra fue condecorado en el ZÓCALO de la capital Mejicana por el Presidente Miguel de la Madrid con la condecoración 19 de Septiembre en su primera clase y en el año 89 fue condecorado con la condecoración DIEGO DE LOSADA en su primera clase por la Gobernación del Distrito Federal en su primera clase por los aportes durante la inundación del Rio Limón en la Ciudad de Maracay. Y aún así su solicitud le fue igualmente negada.

Este profesor Marco Avilio Trejo tenía un marcado atraso en sus ascenso razón por la cual, se fue a donde sus amigazos de la Facultad de Ciencias Jurídicas (en las que se dice que para graduarse lo más difícil es tratar de cruzar la avenida) y les solicitó que lo apoyaran para ascender con una condecoración que nadie sabe de dónde proviene. Recomienda ahora el profesor Salvatierra  que cada cual se vaya se vaya al baúl de los recuerdos y saque sus viejas charreteras y las lleve al Consejo Universitario de la ULA para que asciendan hasta el procerato más elevado de la república, por encima de Sucre, Urdaneta y el propio Bolívar. Que bienvenidas serán cualquier carretillada de condecoraciones.

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