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A medida que se acerca la votación en el estado de Washington sobre la obligación de etiquetar los productos transgénicos se agudiza la batalla entre activistas que luchan por el "sí" y compañías que invierten millones de dólares contra esa ley.
El 5 de noviembre los votantes acudirán a las urnas en el estado de Washington para aceptar o rechazar la iniciativa I-522, que obliga a los productores a etiquetar los alimentos genéticamente modificados.
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Las compañías invierten el dinero desesperadamente hasta el último momento para tratar de 'comprar' este referéndum
Los opositores a la medida, encabezados por la asociación Grocery Manufacturers (GMA, por sus siglas en inglés), afirman que no hay nada perjudicial en comer alimentos genéticamente modificados y consideran que la iniciativa es "errónea". Asimismo, argumentan que ese paso conllevaría pérdidas para la agricultura y un alza de los precios.
"Decenas de miles de alimentos y bebidas tendrían que ser reetiquetados exclusivamente para el estado de Washington y además los productos llegarían a las estanterías de los supermercados con precios más altos", dijo en un comunicado el portavoz de GMA Brian Kennedy y añadió que de ser aprobada la medida "aumentarán en cientos de dólares al año los costos de los alimentos para una familia media de Washington".
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"Estas compañías invierten el dinero desesperadamente hasta el último momento para tratar de 'comprar' estas elecciones", dijo a Reuters Liz Larter, la portavoz de la campaña 'Yes on 522' ('Sí a la I-522').
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