EXHUMARÁN LOS RESTOS DE CARLOS PIZARRO LEONGÓMEZ

semana.com

La historia de la muerte del comandante Carlos Pizarro Leongómez, uno de los fundadores del M-19 y candidato presidencial, está llena de interrogantes que no han tenido respuesta desde el día de su asesinato, el 26 de abril de 1990.

El comandante del antiguo grupo guerrillero, conocido luego como el movimiento Alianza Democrática-M19, fue asesinado en un pleno vuelo de Avianca en la ruta Bogotá-Barranquilla por un joven sicario que, en una misión suicida, terminó muerto por la escolta del político. Sin embargo, 24 años después de su desaparición, la historia podría dar un giro de 180 grados.

Semana.com conoció en primicia que este miércoles, a las 8:00 a. m., se realizará la exhumación de los restos de Pizarro. La diligencia se adelantará en el Cementerio Central y serán analizados por el laboratorio de identificación de la Fiscalía.


¿La razón? Un fiscal de la Unidad de Análisis y Contexto alberga serias dudas acerca de las causa de la muerte de quien fuera conocido popularmente como el ‘Comandante papito’ o ‘Charlie Boy’.

Según las informaciones preliminares conocidas por este portal, el informe balístico de trayectoria (que es el que establece la relación del origen de fuego -tirador- y el punto de llegada del proyectil) no concuerda con la historia conocida acerca de su muerte.

El asesinato

El día del crimen, a las 9:00 a. m., el candidato presidencial por la AD-M19 llegó al aeropuerto El Dorado, de Bogotá, para tomar un vuelo hacia Barranquilla, donde iniciaría una correría por la costa Caribe.

Para ese momento, el candidato era uno de los hombres más custodiados del país, pues sobre su cabeza pendían varias amenazas tras su desmovilización. Las medidas de seguridad para el viaje se extremaron luego de que en la sede de la campaña se recibió una llamada anónima que alertaba sobre un plan para matarlo.

Intempestivamente, el esquema de seguridad cambió la hora de la reserva y organizó todo para que Pizarro abordara el vuelo, sin que se expusiera a las usuales filas. A los ocho minutos de vuelo el aparato alcanzó 15.000 pies de altura y el capitán apagó la luz que ordena mantener ajustados los cinturones de seguridad.

En ese momento, un joven que viajaba en uno de los puestos delanteros se levantó de su silla y se dirigió al baño de la parte posterior de la aeronave, a tres metros de la silla que ocupaba Pizarro. Se trataba de Gerardo Gutiérrez Uribe.

El hombre entró al sanitario. A los dos minutos salió, dio un paso y accionó el gatillo de una subametralladora Mini Ingram por la espalda de Pizarro. En apenas unos segundos, el arma vació el proveedor de 15 proyectiles calibre 9 milímetros corto: 13 tiros impactaron en la cabeza, el cuello y las manos del político. 

Los guardaespaldas reaccionaron y abatieron al agresor. De milagro, ningún disparo atravesó la estructura del avión, que habría podido sufrir una despresurización e, incluso, haber estallado en el aire.

Hasta el momento, el único condenado por el homicidio de Pizarro Leongómez es el desaparecido jefe paramilitar Carlos Castaño.

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