NÉSTOR FRANCIA/ANÁLISIS DE ENTORNO: LO MÁS IMPORTANTE ES LA PERCEPCIÓN DE LA POBLACIÓN

Ayer no hice el Análisis, por razones obvias. Hoy todavía estoy sumido en esta triste situación, tenemos esta tarde el velorio (funeraria Vallés) y mañana la cremación de mi hermana. Pero sin duda que lo sucedido el domingo en las elecciones de PSUV me obliga a hacer pausa en mi dolor y abordar el tema. De una vez digo que mañana no habrá Análisis, trataré de que lo haya el jueves, y es seguro que lo habrá el viernes. Gracias por la comprensión de los lectores. Aprovecho para agradecer las numerosas muestras de solidaridad que me han llegado. Mil gracias.

– Exitosas primarias

– Los esperados comentarios de la oposición

– Lo más importante es la percepción de la población

– Buen trabajo del sistema de medios públicos

– El chavismo vivito y coleando

– Felicitaciones al pueblo y a la dirección revolucionaria

– Apegados a la realidad

– Resultado no garantiza victoria del 6D

– El enemigo no se rinde ni se rendirá

– El estudio de Hinterlaces: 62% sí, pero…

– La oposición es la nada

– Mostrarle al pueblo la luz al final del túnel

– Resultado auspicioso, pero siguen las dificultades

– La guerra no la ha ganado nadie, la lucha sigue

Bien, se realizaron las elecciones del PSUV, sin duda bastante exitosas. Creemos que rebasaron todas las expectativas. Por supuesto, no vale la pena ni siquiera comentar los juicios y las objeciones de la oposición, pues es claro que esa sería la posición que tomarían, no podía ser de otra manera y simplemente están haciendo lo que les corresponde: preservar la fortaleza moral de sus electores, sea cual sea su nivel actual. Ya sabemos que una percepción de victoria chavista en las primarias del PSUV dañaría la confianza que los opositores tratan de insuflar a su base social por medio de encuestas y sensación de triunfalismo. Por supuesto, lo lograrán en parte, aunque no del todo, no se podrá tapar el sol con un dedo para todos los de aquel lado.

Lo más importante para nosotros sería conocer, quizá se están adelantando ya los estudios, cuál es la percepción que la población tiene del resultado, ya que, insistiremos siempre en esto, la política en estos días tiene como principal escenario cotidiano la comunicación social, y particularmente lo mediático.

No hay duda de que el sistema de medios públicos hizo un muy buen trabajo, con cobertura nacional, pudiendo transmitir no solo la alta participación popular sino además el extraordinario estado de ánimo en que se desarrolló. Cualquiera puede creerse el cuento de que los electores acudieron obligados, o que hubo alguna especie de trampa para abultar la cifra de participación. Pero hoy muy pocos habrán de dudar de que el chavismo está vivito y coleando, moralmente fuerte, bien organizado y unido mayoritariamente, y desplegado en lucha. Por supuesto que hay que felicitar primero  que nada al pueblo revolucionario, pero sería mezquino no hacerlo también con la dirección del partido. Están haciendo muy bien su trabajo nuestros dirigentes.

Por otra parte, es absolutamente necesario mantenernos apegados a la realidad. Aunque el resultado de las primarias es muy positivo, no podemos decir que garantiza la victoria el 6 de diciembre. El triunfalismo en las actuales circunstancias sería un craso error. El alto nivel de trabajo, organización, unidad y mística demostrado en las primarias debe mantenerse y aun incrementarse porque aun navegamos en aguas turbulentas, continúan las dificultades económicas y el enemigo no se rinde, ni se rendirá.

Creemos que hay un estudio reciente que puede ser un indicativo de la gran complejidad de la situación actual y de cómo el desarrollo de eventos que aún están por ocurrir de aquí al 6 de diciembre podría influir decisivamente sobre el resultado electoral. Se trata de la encuesta de Hinterlaces donde se apunta que el 62% de los venezolanos preferiría que el Gobierno del presidente Maduro resuelva aunque sea en parte los problemas económicos del país, frente a 33% que preferiría que venga un gobierno de oposición. Esto es absolutamente creíble. La oposición venezolana es una especie de espectáculo circense de mal gusto. El líder eterno Hugo Chávez, tan dado a encontrar palabras precisas para definir las cosas, poco antes de su partida calificó a la oposición como “la nada”. Ciertamente, no tienen liderazgo real, no tienen proyecto presentable, no tienen calidad ética, no tienen nada, son “la nada”. Así pues, es creíble que solo la tercera parte de los venezolanos, esa que es más influida por la canalla mediática y que está mayoritariamente idiotizada (hay una parte consciente, con mentalidad proimperialista y fascista, una parte insalvable) apoya realmente a la oposición. Pero por otro lado, hoy el apoyo a la Revolución está condicionado por muchos que la han venido respaldando.

Nosotros escribimos, en nuestro Análisis del 16 de julio de 2014, lo siguiente: “… pensamos que este pueblo paciente y noble no está esperando soluciones para mañana. Pero sí que se le muestre con claridad un camino. No el Plan de la Patria, que es un proyecto estratégico, sino elementos tácticos para el mediano plazo que le restauren la esperanza, que anda algo golpeada. Sobre todo, un camino que le haga creer que será posible superar las dificultades económicas actuales, un plan coherente, global, que combine distintas medidas que configuren una perspectiva nítida. Inclusive, no dudamos que este pueblo estaría dispuesto a hacer algunos sacrificios si se le muestra la luz al final del túnel”. La situación, en general, no ha variado. También lo dijimos en nuestro Análisis del pasado 9 de junio: “En todo caso, lo que hagamos, según lo vemos, dependerá en mucho, en casi todo, de cómo se desenvuelva la coyuntura económica. Si logramos mejorarla notablemente, aunque no se resuelva del todo, el mandado electoral estará hecho y arrasaremos en las parlamentarias”. Esto lo seguimos sosteniendo.

Los resultados en las primarias del PSUV son auspiciosos para la Revolución, pero siguen las colas, el desabastecimiento, la especulación, el bachaqueo y la alta inflación. La intensa guerra económica y mediática no ha podido derrotar al chavismo, pero nosotros tampoco la hemos derrotado a ella. La lucha sigue