En la madrugada del 7 de diciembre, el Presidente Obrero Nicolás Maduro, se dirigió al país para reconocer los resultados de las elecciones parlamentarias, dictados minutos antes por las máximas autoridades del CNE, allí señaló, parafraseando al Comandante Hugo Chávez que: “No es tiempo para llorar, es tiempo para luchar” y esa es una conclusión correcta.
La derrota que sufrimos el do
mingo 6 de diciembre es contundente y obliga a profundas reflexiones y rectificaciones de las fuerzas revolucionarias, comenzando por el PSUV, y seguramente las vamos a realizar en las próximas semanas y meses, pero es un error atribuir las causas principales de la derrota a nuestras deficiencias, errores y limitaciones, con todo lo importantes que son.
Aquí triunfó la estrategia de guerra total que el imperialismo, en plena connivencia con la burguesía criolla, desató contra el pueblo venezolano y que tiene como barco insignia la guerra económica, para saquear el salario de los trabajadores y el ingreso de la familia venezolana. La guerra económica -unida a otras formas de guerra- impactó de manera determinante en la percepción colectiva, pese a las medidas defensivas que tomó el gobierno del presidente Maduro y respaldamos los revolucionarios.
Con estos resultados electorales estamos en una situación en la que la contrarrevolución (porque de eso se trata) tiene la posibilidad de comenzar a tomar decisiones para desmontar la obra de 17 años de Revolución Bolivariana y tratar de sacar de la presidencia de la República a Nicolás Maduro, dando así continuidad a la estrategia del golpe suave.
En las próximas semanas y meses vamos a tener que enfrentar –y derrotar- la estrategia contrarrevolucionaria, dirigida desde las élites imperialistas de EEUU y otros países. Para eso necesitamos revisar y rectificar nuestros errores y falencias, al mismo tiempo, cerrar filas alrededor de Nicolás Maduro y la dirección revolucionaria y luchar, en la calle y con el pueblo, para defender la revolución que nos legó el Comandante Chávez.
Para esa batalla cuentan conmigo.
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