Luigi Negri, arzobispo de Ferrara y perteneciente al movimiento Comunión y Liberación, espera que el Pontífice tenga el mismo destino que Juan Pablo I, que murió a los 33 días de haber asumido el papado
El periódico italiano Il Fatto Quotidiano lleva la noticia en su portada. Según detalla en su artículo, el obispo Luigi Negri fue "cazado" mientras hablaba por teléfono en un tren.
Según el diario italiano, el prelado viajaba en el Bala Roja desde Roma a Ferrara el pasado 28 de octubre y su conversación fue escuchada y grabada por varios viajeros, mientras discutía con su secretario y, después, mientras despotricaba por teléfono con el político y periodista Renato Farina, también perteneciente a al movimiento Comunión y Liberación, reseña el portal argentino 'Infobae'.
"Esperemos que, con Bergoglio, la Virgen haga el mismo milagro que hizo con el otro", dijo en referencia a Juan Pablo I.
Juan Pablo I fue elegido el 26 de agosto de 1978 y fue encontrado muerto en su cama poco antes del amanecer del 29 de septiembre de ese año, 33 días después de su elección. Según las fuentes oficiales, el entonces Papa, de 65 años, murió de un infarto. Más allá de las suspicacias que generó su fallecimiento, nunca se probó ninguna de las otras versiones.
El diario apunta que el obispo no sólo le deseó la muerte al actual Sumo Potífice, sino que, además, se puso a criticar los últimos nombramientos episcopales realizados por Francisco en Italia.
"Son nombramiento hechos con el más absoluto desprecio a todas las reglas. Con una metodología que no respeta nada ni a nadie. El nombramiento para Bolonia es increíble. Al nombrado no le voy a pasar ni una. El otro nombramiento, el de Palermo, es todavía peor. El nombrado escribió un libro sobre los pobres (¿qué sabrá éste de los pobres?) y sobre Lercaro y Dosetti, sus modelos, dos que destruyeron la Iglesia italiana", criticó.
Il Fatto Quotidiano explica que Negri aludía a los recientes nombramientos de dos pastores para las diócesis cardenalicias de Bolonia y Palermo: el hasta ahora obispo auxliar de Roma, monseñor Matteo Zuppi, y Corrado Lorefice, un simple sacerdote de barrio pobre, respectivamente.
Contactado por un periódico de su diócesis, Nuova Ferrara, el arzobispo no desmintió la información del periódico.
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