"Perdonar a los terroristas es cosa de Dios, pero mandarlos con él es cosa mía". Esta fue la frase del presidente ruso, Vladimir Putin, después de ordenar un ataque masivo con bombarderos estratégicos y misiles de crucero contra posiciones de Estado Islámico (ISIS).
Sin contemplaciones. Así se mostró Putin un día después de que Moscú admitiera que el siniestro del A-321 en Egipto se debió a un atentado. El Kremlin quiere demostrar su fortaleza y decisión tras la tragedia aérea que terminó con la vida de 224 personas. Putin aseguró que encontrará y castigará a los culpables del ataque terrorista.
Además, el presidente ruso creó hoy una comisión interministerial para luchar contra la financiación del terrorismo. El nuevo órgano podrá congelar los activos de personas u organizaciones sospechosas de colaborar o financiar a los terroristas sin que haya pruebas suficientes para demostrar su actividad extremista o pertenencia a banda armada. La comisión también deberá recopilar y analizar información sobre los sospechosos de financiar el terrorismo procedente de diversos órganos ejecutivos del Estado, detalla el decreto firmado por Putin.
Rusia ya atacó ayer la capital de ISIS, Raqa, con sus barcos de guerra. Fue el primer ataque coordinado con Francia, que atacó Raqa desde el aire. Putin ordenó a las fuerzas rusas desplegadas cooperar con los aliados" franceses.
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