1. Nuevamente el proceso político venezolano y la institucionalidad democrática que construyó, logró dirimir nuestros conflictos en paz y promoviendo la expresión de la soberanía popular.
2. En medio del dramatismo de la crisis económica, con una caída de 70% en el precio del barril de petróleo, sin haber logrado construir un aparato productivo socialista y con un comportamiento pasivo-ineficiente del gobierno, en materia económica, es una enorme demostración de fuerza política, que el 42% de la población mantenga sus esperanzas de protagonismo e inclusión, en el chavismo. Otros gobiernos del mundo hubieran caído, en un contexto como ese. Esto demuestra que somos muchos/as, que tenemos experiencia y conciencia acumulada y con visión de futuro, y que estamos en una posición favorable para ir por más. La mayor parte de ese 42% pertenece a los sectores populares, lo que garantiza la fortaleza del sujeto popular de este proceso y al menos un 30% es un chavismo duro, irreductuble.
3. “Ningún viento es favorable para quien no sabe para donde va” (Séneca). Las mayorías chavistas sabemos para dónde vamos. Queremos más de lo conquistado estos años: protagonismo, vida digna, reducción de las asimetrías de poder, estatus y riqueza y, ampliación del horizonte postcapitalista. Por eso, este viento de coyuntural derrota es favorable para la evaluación de nuestros errores y el diseño de procesos que nos permitan enfrentarlos y fortalecernos. Tener una visión estratégica de largo plazo, aminora el golpe de la derrota coyuntural; permite contextualizarla y exorcizar cualquier tentación de melancólica inmovilidad.
4. Debemos interpelarnos todos/as y, en particular, deben interpelarse las élites del chavismo. La “bofetada” de la que habló Nicolás anoche, debe arder hasta que desaparezca la desconexión de buena parte de la dirigencia con las bases. Un reto inevitable de la interpelación, es garantizar la unidad de las fuerzas de izquierda en torno a la exclusión de sectores envilecidos de la dirigencia y la burocracia que son un claro obstáculo al avance del proceso. Nada fácil, por la opacidad de los actos y relaciones que tejen y por el chantaje de no debilitarnos ante la amenaza externa. Pero aún así, radicalmente necesario. O lo asume la izquierda o implosiona el proceso.
5. La agenda económica y la agenda de seguridad del gobierno (los dos principales problemas del país) debe superar la improvisación, el inmovilismo y el coqueteo con la derecha. Hay que conciliar la consistencia etico-política con la eficacia.
6. La reducción de las brechas entre dirigentes-dirigidos, dueños-empleados, incluidos-excluidos, no ocurrirá por la benéfica decisión de las élites, sino por el aumento de la fuerza y la eficacia del poder popular para imponer sus agendas. Fuerza organizativa, fuerza política, fuerza moral y fuerza económica. El proyecto COMUNAL, sigue alumbrando el camino.
¡CHÁVEZ VIVE ...LA LUCHA SIGUE!
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