REFLEXIONES DEL MOVIMIENTO SOCIAL POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO ACERCA DEL FUTURO DEL PSUV Y LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

La Coordinación del Movimiento Social por la Construcción del Socialismo, en su reunión del día 13 de diciembre de 2015 analizó los resultados electorales del 6 de este mes, en sus aspectos, factores que incidieron y consecuencias de la derrota sufrida por las fuerzas revolucionarias de nuestro país así como el qué hacer.

Visión política de la derrota. El factor que a nuestro juicio fue fundamental en la derrota consistió en el predominio en la confrontación de dos aparatos electorales, que opacó y dejó en segundo lugar la confrontación entre dos proyectos, esto es, el proyecto neoliberal –nunca reconocido por la derecha e impuesto por el imperio- y el proyecto bolivariano que se desdibujó en la pelea entre aparatos.
Un segundo factor tiene qué ver con la falta de una dirección político-partidaria que consulte a la militancia, y que recoja y respete las propuestas surgidas desde la base del partido y la coordinación de los movimientos sociales. Esta situación se refleja en que no existe debate en el seno de la organización y por tanto se desnaturaliza la opinión política de los cuadros medios y de base, que pudiera ayudar a enriquecer la acción partidista en los diferentes niveles. De esta manera, el ejercicio de la crítica y la autocrítica es absurdamente descalificado, tildado de contra-revolucionario, para imponer la opinión de la autoridad partidista del momento.
Por esta vía son sistemáticamente violadas tanto la línea política como los Estatutos de la organización dictadas por el Congreso del PSUV. Podríamos decir que la concepción burocrática de los cuadros que controlan la organización partidaria y la administración del gobierno, actúa, por lo general, en contradicción con el Art. 9, numeral 8 de los Estatutos que ordena “Enfrentar el burocratismo en cualquiera de sus expresiones”. Además, el Art. 12 de los mismos Estatutos que dice textualmente: “El partido erradicará todas las prácticas que promuevan el burocratismo, por considerarlo como uno de los principales flagelos heredados de la democracia liberal burguesa, generador de ineficiencia, la pereza, el maltrato, el individualismo y la corrupción; en tal sentido se profundizará en la transformación revolucionaria de las estructuras del Estado con base en el ejercicio del buen gobierno, la restitución de poder al pueblo, la contraloría social, la propiedad social sobre los medios de producción y la elevación de la conciencia política y del deber social, garantizando que todo militante en su función pública esté al servicio del pueblo”.
Nuestra dirección política del PSUV, por otra parte, ha ignorado que todo proceso revolucionario implica y se desarrolla en el marco de la lucha de clases. Esta visión que enfatizamos, es fruto de una concepción pequeño-burguesa de la lucha revolucionaria. De allí que en la guerra económica no fue enfrentada la lógica del capital, más aún, se estimularon, –por ejemplo- operativos de venta de teléfonos, estímulo al consumo desmesurado, no se limitó la propaganda hacia el consumo, ni se educó a la población en la satisfacción de sus necesidades reales y el estímulo del ahorro.
La situación internacional. En nuestros documentos hemos insistido en la crisis sistémica del capitalismo que pretende ser resuelta a través de la guerra desatada en múltiples escenarios del planeta: Medio Oriente, África, Europa Oriental; fundamentalmente se trata de guerras generadas desde adentro de los países agredidos con el uso de fuerzas mercenarias bajo el escudo mentiroso de “la defensa de la democracia” y de los “derechos humanos”, así como la lucha anti-terrorista. En todos los casos, el objetivo real ha sido la apropiación de las riquezas naturales de los pueblos, del control de las rutas comerciales y la ocupación de espacios geográficos con gran importancia geopolítica, aunque los países y pueblos agredidos sean del mismo campo capitalista, como Rusia, China, India, Brasil, Ucrania, Irak, etc. El fruto directo de la brutal agresión imperial trágicamente se ha expresado en una masiva migración desde esos países martirizados hacia la Comunidad Económica Europea, que ha sido cómplice de la agresión y –además- con una evidente intención de agravar la crisis política, económica y social del pueblo griego, al direccionar gran parte de esa migración hacia el territorio de Grecia.
Además denunciamos, por un lado que numerosos países europeos vienen dando trato hostil y represivo a las masas que ellos mismos forzaron mediante la guerra, a migrar. Y, por otro lado, se ha puesto de manifiesto que países como Alemania intentan aprovechar como mano de obra en condiciones de esclavitud, las masas de proletarios migrantes. Ante esta debacle de los Derechos Humanos, resulta clamoroso el silencio cómplice de la ONU, manipulada por la diplomacia de los Estados Unidos.
En nuestra región, la guerra imperialista se ha expresado en el plano económico, social, comunicacional, paramilitar y político, lo que ha conducido a la recuperación de espacios de poder en Argentina, Venezuela y ha generado desestabilización en Brasil y Ecuador. La respuesta de los pueblos ante el intento imperial de recuperar su “patio trasero” ha sido contundente al tomar la calle en lucha por mantener las conquistas de todo orden que esta onda democratizadora e independentista les ha procurado, por defender los gobernantes progresistas democráticamente elegidos, pueblos que –además- exigen la profundización de los procesos transformadores de sus realidades económicas y sociales.
Para los países petroleros, el imperialismo viene aplicando una estrategia sumamente agresiva, no solo para hacerse del recurso energético, sino para generar una drástica reducción de los ingresos producidos por el negocio petrolero, que redunde en el incumplimiento de los programas sociales –nacionales e internacionales- de los gobiernos progresistas. Tal es el caso de Venezuela y Ecuador. 
Mención especial merece la situación de la lucha del pueblo colombiano por conquistar una paz democrática, sustentada en la erradicación de la impunidad, en la entrega de la tierra al campesinado expropiado por terratenientes, paramilitares y militares; la eliminación del paramilitarismo y la independencia nacional frente a las 7 bases militares yanquis sembradas en su territorio patrio.
Es evidente que se ha profundizado la contradicción imperio-nación en el ámbito regional, que se resolverá a favor de los pueblos en la medida que la unidad de acción latinoamericanista de dichos pueblos predomine. A ello ha contribuido, de manera importante, la política exterior del gobierno Bolivariano de Venezuela, que exitosamente ha impedido los intentos del imperialismo por romper la unidad latinoamericana expresada en la CELAC, Petrocaribe, Alba, Unasur y Mercosur.
Qué hacer para recuperar los espacios políticos perdidos. El Movimiento Social por la Construcción del Socialismo propone a la consideración de las fuerzas revolucionarias:
1.- Radicalización del proceso revolucionario. Lo cual implica el reordenamiento de nuestras fuerzas (sinceración de los y las militantes del PSUV, en campo); organización desde las bases y centrada en la fuerza del colectivo partidario y no en los “jefes” (esta palabra no tiene razón de existir porque significa reforzar la práctica política verticalista del “ordeno y mando”); igualmente implica la profundización de la comprensión del socialismo como proceso dialéctico y nunca formal, mecánico que involucra la profunda comprensión de las Bases Programáticas del PSUV; la movilización permanente y planificada en defensa de nuestras conquistas sociales, políticas y económicas, así como la consolidación de los espacios políticos del Poder Popular.
2.- Dirección colectiva y democrática dentro del espíritu y letra de los Estatutos del PSUV, de sus valores y principios.
3.- La municipalización y localización del Plan de la Patria.
4.- La férrea unidad de las fuerzas revolucionarias alrededor de la radicalización del proceso revolucionario, pero no del aparato electorero y burocrático, sino del desarrollo de la acción programática. La unidad debe darse con base en la crítica y la autocrítica, en la rectificación a tiempo y en la práctica consecuente de los principios de la lucha de clases.
5.- Debemos rescatar la visión dialéctica de que la economía y lo social deben tener una aplicación armónica, lo cual incluye privilegiar los intereses populares, la promoción de la creatividad, de la técnica y la tecnología en el desarrollo del proceso productivo. Debemos ser patrióticamente celosos en el respeto de los acuerdos internacionales sobre transferencia tecnológica.

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