Álvaro Uribe ha mantenido uno de sus más prolongados silencios. El senador y exmandatario, que es conocido por no guardarse nada, lleva muchas horas sin pronunciarse por lo que debe ser uno de los episodios más dolorosos de su vida: la captura de su hermano Santiago.
Dicha decisión judicial ha levantado una ola de polarización en el país y ha provocado airosas reacciones y protestas del Centro Democrático.
Esta tarde el abogado de la familia, Jaime Granados, realizó una rueda de prensa en la que aseguró que son víctimas de una persecución judicial y que el ganadero prácticamente había recibido una condena anticipada, por lo que buscaría cobijo en la CIDH. Uribe, sin embargo, no ha dicho nada.
La única reacción del exmandatario es un lacónico trino publicado en la tarde del martes. “Hablaré sobre encarcelamiento de mi hermano más adelante en la semana, después de reflexionar más sobre mi tristeza”.
Sus palabras no tienen el tono usual, aguerrido y frentero, de quien fue el presidente de la ‘seguridad democrática’. Sin embargo, ese trino no fue el que sorprendió, sino uno que publicó minutos después.
En ese mensaje, Uribe acusa a los magistrados de haberlo chuzado. “¿Qué pretende la Corte Suprema de Justicia con tener interceptado mi teléfono?”, dice el texto.
Aun cuando Uribe no entregó detalles sobre esta denuncia, se trata de un tema que generará una fuerte controversia. No obstante, su señalamiento encarna una gran paradoja.
Como se sabe, durante el gobierno uribista se produjo el escándalo más grave que el país ha tenido sobre interceptaciones ilegales. En ese momento, se hizo publicó que el DAS seguía, sin autorización judicial, a políticos de oposición, magistrados y periodistas.
La investigación sobre el tema reveló las irregularidades que se realizaban desde ese órgano de inteligencia y terminó por cerrar la entidad. Varios de los altos funcionarios de Uribe fueron condenados por estos hechos, entre ellos la directora del DAS, María del Pilar Hurtado, y el secretario general de la Presidencia, Bernardo Moreno.
Ahora los señalamientos del expresidente tendrán enormes repercusiones en las ya muy tensas relaciones que el uribismo tiene con las altas cortes. Durante el gobierno de la ‘seguridad democrática’, ese alto tribunal y la Casa de Nariño vivieron un ambiente de confrontación sin antecedentes en Colombia. Tanto, que el DAS utilizó a una espía, la Mata Hari, para que ubicara una grabadora debajo de la mesa de las discusiones de la Corte.
El uribismo ha atribuido a una supuesta animadversión de la Corte que se traduce en las múltiples condenas que han recibido sus altos funcionarios. Esa es sólo una posición.
Si Uribe logra probar que la Corte Suprema lo ha interceptado, la credibilidad de la justicia, que ha sido implacable con ese grupo político, quedará en duda. Lo cierto es que sus declaraciones caen en un momento de alta sensibilidad del país y seguramente no pasarán en vano.
Comentarios
Publicar un comentario