aporrea
Memorias de un escuálido en decadencia
¡Ya la vaina da pena! Pena, penita, pena. La marcha del sábado fue tan lastimosa, que todavía Margot está llorando. Cuando llegamos a la Plaza Venezuela pensamos que la gente se había perdido
, porque no había nadie, y los pocos que llegaron empezaron a tomarse fotos con la fuente de fondo, porque coño, yo no sabía que esta fuente tan bonita estaba aquí, decía Cinthya. Y cuando llegó Pablo Medina, la gente que estaba ahí se hacían los locos, para no saludarlo, ni de vaina, yo no me voy a rayar saludando a ese loco, dijo una señora copetona que estaba quitándose sus anillos y zarcillos, no vaya a ser que esté un chavista infiltrado y me deje en la carraplana. Y apareció Antonio lacrimógena- Ledezma al lado de Embajada Radonski y Julio vendedor de Verduras- Borges, y la gente se entusiasmó un poco, pero cuando subieron a la tarima y Ledezma tomó la palabra, la cara de Embajada Radonski viendo a los cuatro gatos que lo estábamos escuchando, era un llamado a descargar la arrechera.
En definitiva, eran 335 municipios los que iban a calentar el país, y todavía nadie nos ha dicho cuántos se pararon. Esa marcha la llamó Embajada Radonski y los amigos de la Mud se hicieron los locos, Ramos Allup no se apareció por ninguna parte, y así no se puede. La gente que estaba ahí lloraba de vergüenza. No hay en quién creer en esta oposición, dijo una señora, y García Ismael la escuchó y le dijo, Señora, aquí estoy yo, y aquello fue de pena, penita, pena, porque la señora se puso a llorar y hubo que llamar a la ambulancia.

El papá de Margot fue a la marcha y llegó temprano al apartamento con el periódico de Teodoro Fracaso- Petkoff bajo el brazo, lo lanzó a la basura y se fue al cuarto, al llegar abrió la puerta y nos vio a Margot y a mí, y dijo: Esto no lo aguanta nadie, y lammmmm, le metió su coñazo a la puerta. Tucusito, tucusito, llévame a cortar las flores.-
me canta Margot.
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