Editorial ANNCOL
Hay varios hechos de la actualidad política que giran sobre el eje de los diálogos de la Habana presentados por los medios adictos al régimen de manera fraccionada, que obligan su necesaria su contextualización:
1) De parte de la “extrema derecha”, es evidente su reagrupamiento: la pareja Lafaurie-Cabal, ha logrado reunir en torno suyo a los intereses corporativos y gremiales de los terratenientes y ganaderos más retrógrados y regresivos de Colombia; sus salidas abiertamente clasistas y racistas, junto con su oposición centenaria a la “función social de la propiedad”, así como su apego al “sacrosanto” y medieval derecho a la propiedad “encomendada”, evocan la época esclavista y colonial de los virreyes españoles de donde no han salido. Sus posiciones político económicas y su oposición visceral a los acuerdos recientemente publicados “sobre desarrollo agrario integral, participación política y, solución al problema de las drogas ilícitas” alcanzados entre el Estado colombiano y las FARC, los ha hecho subir íntegramente al carro de la guerra que hala el capo-paramilitar-trasnacional Uribe Vélez financiado desde Miami y soliviantado por tres fuerzas internas colombianas de aparición abierta reciente:
Una, el sector pastranista del Partido Conservador que ha tomado la dirección completa de ese partido con Marta Lucía y el político sinuano David Barguil, especialista en finanzas internacionales y asesor “político-financiero” durante el gobierno de Uribe Vélez en el ministerio del Interior de Pretel de la Vega y Londoño Hoyos, y yerno favorito de Cesar Gaviria.
David Barguil, nuevo jefe del partido conservador, su prometida María Paz y su suegro Cesar Gaviria T, cacique del partido Liberal, la suma de una oligarquia que no se mezcla con pueblo-pueblo.
Dos, un sector amplio de las FF Militares, opuesto desde siempre a los acuerdos políticos con la insurgencia, que juguetea con la idea “in extremis” de un golpe militar (como lo denuncia la periodista Cecilia Orozco http://www.elespectador.com/opinion/jugando-al-golpe-columna-523460), quienes ya no obedecen al presidente Santos y mucho menos al belicoso y provocador ministro de guerra Pinzón, a quien se han pasado por la faja en varias ocasiones, para pasarle la información militar secreta a Uribe Vélez con el fin de que torpedee la mesa de la Habana.
Tres, la causa común que ha hecho de manera abierta y agresiva con el uribismo, con el conservatismo y con los sectores golpistas de la FF Militares, el representante del grupo político-religioso del nacional católico Tradición Familia y Propiedad (TFP) Alejandro Ordoñez, atrincherado en la supuesta legalidad que le da su puesto de Procurador de la nación, para encaramársele en la nuca al propio presidente JM Santos y desde ahí, lograr la candidatura presidencial para el próximo período.
2- De parte de la “derecha” santista, es evidente su lucha enconada en los diferentes frentes políticos por evitar el arrinconamiento y desgobierno producido por la ofensiva de la extrema derecha contra el proceso de la Habana. Por sortear la oposición del Polo Democrático Alternativo, el que a pesar de las fracturas internas sacadas a la luz pública por el MOIR, continúa su pretensión de ser “la” oposición al santismo. Y por tratar de conjurar las demandas del creciente avance, en calidad y cantidad, del movimiento social y popular en marcha, hoy catalogado por Las Furezas Militares como el “nuevo enemigo interno” de Colombia.
3- Y por parte de los sectores de “centro izquierda”, o Progresismo que gobierna en la alcaldía de Bogotá, es evidente el “enfrascamiento” y nulidad política en el que se encuentra tratando de sortear de alguna manera posible el cúmulo de problemas de todo tipo que diariamente se le presentan; hoy enfrentado a un paro de pequeños trasportadores que amenaza agrandarse con sus efectos negativos sobre los capitalinos.
Finalmente queda el resto de la población colombiana rebuscándose difícilmente la vida, aunque atenta a los desarrollos positivos que se están dando en la mesa de la Habana y que continúan alimentando la esperanza de que se logre lo más pronto posible un acuerdo general para la terminación del conflicto interno colombiano, y sobre todo que, se convoque a la urgente Asamblea Constituyente para que arme de una vez por todas y de manera racional el rompecabezas de la realidad colombiana tantas veces pateado.
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