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Precedido por reseñas en los principales medios de EEUU y Europa, y por una escalada de notas que desde hace dos semanas filtran sus inagotables primicias, el libro Back Channel to Cuba (The University of North Carolina Press, 2014), de William LeoGrande y Peter Kornbluh, se presenta hoy a las 4:00 pm, en la sala Villena, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
El acontecimiento es singular, y no solo por la atención mediática hacia esta documentada investigación que aborda “comunicaciones encubiertas, diálogos a puertas cerradas, secretos sumamente relevantes para la Historia de los Estados Unidos en la actualidad y en el futuro”, como lo ha descrito uno de sus autores. Se presentará simultáneamente con la obra La política de los Estados Unidos hacia Cuba (Editorial de Ciencias Sociales, 2014), de los autores cubanos Elier Ramírez Cañedo y Esteban Morales Domínguez.
Es la primera vez que dos versiones de una misma Historia -la de las relaciones Cuba-EEUU en los últimos 54 años-, se observa desde las perspectiva de los documentos oficiales que uno y otro país generó, la mayoría muy bien guardados hasta hoy, y que prueban las idas y venidas de los intermediarios secretos entre las dos naciones, incluso en momentos de intensa hostilidad hacia la Isla desde el vecino norteño.
Cubadebate conversó con LeoGrande, profesor de la Universidad Americana de Washington, y Kornbluh, investigador de la organización independiente Archivo de Seguridad Nacional, poco después de que desembarcaran en La Habana. El diálogo gira en torno a lo que Kornbluh ha catalogado como “oportunidad sin precedentes para ilustrar la historia que permita crear una nueva Historia” entre los dos países.
Un proyecto de muchos años
-Este es un libro que les llevó diez años de trabajo…
-Kornbluh: Más. Escribí la primera sección hace 20 años, cuando obtuve un documento secreto sobre (el ex Secretario de Estado, Henry) Kissinger y Fidel (Castro). Hace diez años nos juntamos Bill y yo para investigar más a fondo, completar y dominar mejor el contexto que se refleja en el libro.
-¿Por qué tantos años?
-LeoGrande: Cuando comenzamos pensábamos que solo escribiríamos unos pocos capítulos. Pensamos que solo tendríamos unas pocas historias acerca de las negociaciones. La historia de Kissinger, (el Presidente James) Carter, algunas cosas de (Presidente John) Kennedy… Sin embargo, cuando empezamos la investigación encontramos que cada presidente norteamericano, desde 1959 hasta hoy, había tenido contactos con Cuba.
En otras palabras, pasó del estudio de algunas administraciones a todas las administraciones, comenzando con Eisenhower. Su embajador en La Habana intentó negociar con Raúl Roa para evitar el deterioro de las relaciones. Ahí empieza y llegamos hasta Obama, que envió un mensaje a través de (Miguel Ángel) Moratinos, ex Ministro de Relaciones Exteriores de España, para crear una “comunicación secreta” entre La Habana y Washington. Tenemos la historia de cada presidente y el diálogo que cada uno de ellos intentó con la Isla. Algunas historias, por supuesto, están más completas que otras. Hasta George W. Bush intentó dialogar y luego paró… Con Bush se habló de cooperación contra el narcotráfico, de Luis Posada Carriles y del combate al terrorismo.
-¿Cuánto queda todavía por saberse?
Kornbluh: No se puede saber lo que no se sabe. Es obvio que hay más, pero nosotros hemos hecho un esfuerzo grande. Por eso tardamos tantos años. Buscamos todo lo que podíamos y no solo en Estados Unidos. Fui, por ejemplo, a Madrid, a una biblioteca que data de hace 500 años y guarda los documentos de los Cancilleres de España. Revisé los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores de (Francisco) Franco, para encontrar los documentos de un emisario español que llevó un mensaje de la administración (Lyndon) Johnson a Fidel Castro. Estaban en un paquete amarrado con una cinta, como un regalo. Ahí estaba el informe de esta misión en 1967.
-Es más conocida la negociación en la que Gabriel García Márquez fue el emisario de Cuba ante William Clinton. ¿Es verdad que hablaron ustedes de este asunto con Fidel?
Kornbluh: Los encuentros del Nobel colombiano con Clinton se conocen y en el libro reproducimos una foto de esa cena histórica entre el Presidente Clinton y García Márquez, durante la llamada crisis de los balseros, a fines de agosto de 1994. Ocurrió en la famosa isla de Massachusetts, Martha´s Vineyard. En ese encuentro estuvieron Bill y Hillary, y el escritor mexicano Carlos Fuentes y García Márquez.
Cuando Fidel da a conocer detalles de este encuentro, años después, nosotros estábamos aquí en Cuba, y nos reunimos con él después de las revelaciones que él hiciera en un acto público. Almorzábamos en el Palacio de las Convenciones cuando Fidel me dijo: “Korhbluh, yo sé que siempre quieres documentos desclasificados cubanos… Y decidí darte una copia del memorando original de García Márquez escrito a máquina –con una nota manuscrita del escritor al margen-, pero lo hago porque ya le he pedido permiso a Gabo.”
La Ley Helms-Burton
-Ustedes aseguran en el libro que la Ley Helms-Burton impide el levantamiento del bloqueo. Sin embargo, en una videoconferencia con La Habana, el abogado estadounidense Robert Muse aseguró enfáticamente que el Presidente Obama tiene potestad ejecutiva para acabar de una vez con esa política. ¿Es la Helms-Burton un muro infranqueable o no?
LeoGrande: La Helms-Burton codificó el embargo, pero también incluye la potestad presidencial para autorizar transacciones comerciales con Cuba a través de licencias. Cuando convirtieron el embargo en ley e incorporaron las regulaciones, también añadieron la autoridad del Presidente para conceder licencias comerciales. Entonces, el Presidente sí tiene autoridad para otorgar licencias en el nombre de razones humanitarias, en nombre de la seguridad nacional, para “promover la democracia en Cuba”, etc.
Todos los presidentes han usado esa autoridad. Obama autorizó a las compañías de telecomunicaciones, a las compañías farmacéuticas. La extensión lógica es que el Presidente puede autorizar con licencia casi para cualquier cosa, pero no puede quitar el bloqueo en su totalidad porque eso es una Ley. Está codificado. Puede facilitar las posibilidades de viajar a Cuba autorizando licencias generales para el intercambio People to People, pero no puede permitir a los residentes norteamericanos venir aquí de turismo, porque eso específicamente está prohibido en la Ley.
-Pero si el Presidente Obama tiene autoridad para limitar drásticamente las sanciones, ¿por qué ha hecho lo contrario hasta ahora?
Kornbluh: Obama ha dicho que la política ha fallado, que tienen que ser creativos para cambiarla. Lo dijo en noviembre pasado. También lo afirmó cuando era candidato para Presidente, y fue más allá entonces: aseguró que quería sentarse con Raúl Castro en torno a una mesa. Y ahora en abril, posiblemente, tendrá esa oportunidad (en la Cumbre de las Américas). Estamos llegando a una época muy interesante entre nuestros países, pero para cambiar el estado actual de las relaciones hay muchas cosas que el Presidente tiene que hacer: liberar a los tres cubanos presos en EEUU y recibir a Alan Gross; sacar a Cuba de la lista de países terroristas, y enfrentar a Robert Menéndez en el Senado. Sería interesante si los republicanos tomaran el Senado en noviembre.
Hay que hacer algo grande
-Ustedes hablan en el libro de que hay que hacer “algo grande”, porque los pequeños pasos siempre son abortados por las provocaciones de los fanáticos de origen cubano en Estados Unidos, que impiden cualquier acercamiento por mínimo que sea.
Kornbluh: Así es. Esa es una lección que nos deja la historia de las relaciones entre los dos países.
LeoGrande: El problema de hacer “cosas pequeñas” cada vez es que quienes se oponen a mejorar las relaciones, responden igual de fuerte ante los pequeños cambios como ante los grandes cambios, porque ellos saben que los pequeños cambios pueden llevar a otros más grandes. Todo lo que tienen que hacer es ganar una sola batalla: parar los cambios pequeños y así todo el proceso se detiene. El esfuerzo para mejorar las relaciones paso a paso siempre ha fallado eventualmente. Pero los presidentes norteamericanos han tenido miedo de hacer algo dramático, como el viaje de (Richard) Nixon a China. Han tenido miedo de cambiar la política. Para levantar el embargo completamente los presidentes tendrían que revocar la Ley Helms-Burton y tienen que obtener la mayoría de los votos en el Senado y en el Congreso. Y los republicanos normalmente se oponen.
Kornbluh: Pero mientras eso no ocurre, el Presidente puede hacer muchas cosas, por ejemplo, sacar a Cuba de la lista de países terroristas.
-Sin embargo, nunca como ahora ha habido tanto consenso en EEUU de que el bloqueo es una antigualla que no ha cumplido sus objetivos.
Kornbluh: No hay un consenso total. Podemos leer cosas como lo que publicó este domingo The New York Times, editorializando contra el bloqueo. Lo importante no es si hay consenso o no, sino el momento tan especial que existe entre esta fecha y abril próximo. Hay una oportunidad en la Florida, como ha reconocido Hillary Clinton, quien se pronunció a favor del levantamiento del bloqueo –sabe que ganará el dinero y los votos en ese Estado, a diferencia de lo que ocurrió con su esposo, quien apretó el bloqueo para buscar dinero y votos. La política está cambiando, lentamente. Obama tiene una oportunidad ahora. Le quedan dos años en la Presidencia, pero en mi opinión tiene solamente un año para cambiar la política hacia Cuba.
Imperativo regional
-El libro reseña 50 años de negociaciones secretas, de las cuales se tienen noticias mucho tiempo después. ¿Hay alguna señal favorable a que estos diálogos comiencen a darse abiertamente?
LeoGrande: Cuando tienes negociaciones complicadas como estas, con tantos elementos a conversar, es difícil hacerlo abiertamente, porque la política doméstica interfiere. Y los presidentes casi siempre empiezan las negociaciones en silencio y en privado, para ver si pueden empezar a construir acuerdos antes de hacerlos público.
-Pero lo han hecho con otros países. ¿Por qué es más difícil la relación con Cuba, que con Vietnam o con Irán?
Kornbluh: Las relaciones entre esos países y Estados Unidos transcurrieron de la misma forma que ahora con Cuba: antes de abrir las relaciones en el ámbito público, pasaron primero por negociaciones secretas. Con Irán estuvieron un año dialogando secretamente.
Esta es justamente la misión del libro: demostrar que hay una plataforma histórica, que pasa por estas negociaciones y se puede llegar a un punto de diálogo abierto. Lo favorece el hecho de que no es algo nuevo para los Presidentes de EEUU “hablar con los Castros”. Los “anti-dialogueros” -como los llamó el asistente del secretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Alex Watson, en un memorando secreto- han apostado por evitar el diálogo con Cuba, pero lo que estamos diciendo es que todos lo han hecho. Por tanto, Obama puede hacerlo, e incluso puede hacerlo abiertamente también.
-¿Con todas los problemas en política exterior que enfrenta Obama, es Cuba una prioridad?
Kornbluh: Cuba no tiene armas nucleares, y por tanto puede no ser una prioridad para Obama. Pero hay un imperativo regional; existe una promesa del legado de esta administración; y él es un hombre inteligente, como muchos de los que lo rodean, que saben perfectamente que el bloqueo es una política ridícula.
LeoGrande: El obstáculo tradicional en EEUU -el poder político de la comunidad de los cubanos americanos-, ha cambiado. La mayoría está a favor de un cambio de política, e incluso la mayoría de los votantes en esa comunidad apoyan el cambio. Entonces, ese obstáculo tradicional de la Florida se ha ido. Obama no tiene que preocuparse de la reelección, porque Hillary Clinton ya ha dicho que el embargo no tiene sentido y no tiene que preocuparse de que si toma algunas acciones para levantar el embargo, esto pueda afectar políticamente a Hillary, porque ella ya apoyó ese cambio.
A eso se suma que la presión de Latinoamérica es la más grande que se ha tenido en 30 años para cambiar esa política. Nos parece que todas estas fuerzas alineadas le dan al Presidente muchas razones para cambiar la política, que él mismo ha dicho que no tiene sentido, que no funciona.
En la UNEAC
Kornbluh y LeoGrande tienen gran expectativa de lo que ocurrirá este lunes en al UNEAC. El investigador de los Archivos de Seguridad Nacional, de la Universidad George Washington, admite que “por primera vez está saliendo un libro con documentos de Cuba, el de Elier Ramírez y Esteban Morales. Estamos aquí para juntar los dos libros: los documentos cubanos y los de EEUU. Es muy importante comparar los documentos y las perspectivas, en un momento en que la historia común es más relevante que nunca”.
También, “queremos presentarle el libro a los actores históricos y a los investigadores cubanos, y agradecerles su participación en esta investigación”.
LeoGrande añade que, aún cuando las principales fuentes de Back Channel to Cuba estaban en EEUU, “fue importante para nosotros desde el principio contar la historia desde los dos lados. El punto de vista de Cuba tenía que estar presente en el libro y los diplomáticos cubanos que participaron en estas negociaciones fueron muy generosos hablando con nosotros y dándonos la visión cubana de las diferentes rondas de conversaciones, de manera que pidiésemos tener un balance justo”.
Raúl
Peter Kornbluh y William LeoGrande han cargado a La Habana con los libros que podían, pero son insuficientes para hacer llegar una copia a todos los que, en la Isla, colaboraron con los investigadores. La edición en español demora, admiten. En lo que llegan los ejemplares al lector cubano, habrá que conformarse con lo que ellos y los medios van contando, y con la posibilidad de hojear algún ejemplar en manos de los afortunados.
Eso hicimos, para encontrar que las primeras páginas abren con una frase del Presidente cubano Raúl Castro:
“Nuestras relaciones son como un puente en tiempo de guerra. No es un puente que se puede reconstruir fácilmente, ni tan rápidamente como fue destruido. Toma tiempo, y si ambos reconstruimos ambas partes del puente, cada cual su propia parte del puente, podremos darnos la mano, sin ganadores ni perdedores.”
Peter Kornbluh explica: “La sorpresa es que Raúl dijo esto en una reunión privada en La Habana con los senadores George McGovern y James Abourezk, en 1977. Es muy linda, y prueba que él lleva hablando de reconstruir los puentes hace mucho tiempo. Es una frase que, sin discusión, va a las esencias de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos”.
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